Albert Fish
Sadomasoquista en todas sus letras, se complacía insertándose agujas en su cuerpo, especialmente alrededor de sus órganos genitales, con bolas de algodón que se introducía en el ano y a las cuales les prendía fuego. No solo consumía la carne de sus víctimas sino que además la orina, la sangre y los excrementos
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